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Exiliados en su propio país: Narrativa chilena actual

 

Los protagonistas de las novelas de los chilenos Pedro Lemebel, Patricio Manns y Carlos Cerda son producto de la violenta acción del régimen militar de Pinochet, son sujetos que se sienten ajenos al entorno heredado por la dictadura. Estos tres escritores se convirtieron en el eje de una de las mesas de las Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana (JALLA), realizadas en agosto del presente año en Santiago de Chile.

Por Cristian Cabello

La masculinidad ha visto atrofiada su canon patriarcal en la nueva narrativa chilena: un esposo con miedos internos, un farero sin libertad y un homosexual marginal son los estereotipos diagnosticados en la mesa sobre narrativa chilena actual de las JALLA 2008. Se trata de sujetos que deben asumir la pérdida de esos sueños que agobiaron su juventud bajo el lema socialista del gobierno de Salvador Allende.

Carlos Cerda, escritor que vivió en su exilio en la Alemania Socialista y que murió el año 2001, es uno de los parangones de esta desolación que agobia la literatura chilena publicada en la década del 90. Su obra Una Casa Vacía de 1996 utiliza la metáfora simbólica de el hogar para referirse a “un país que se debe habitar”, explicó Cristián Cisternas de la Universidad de Chile.

Este licenciado en Literatura destacó los elementos góticos de esta novela de Cerda. Una lectura que se hace a partir del terror y lo siniestro que accede en el relato, lo gótico como estética atraviesa toda la casa que el protagonista se propone habitar. El gran secreto de la casa es que fue una ‘casa quemada’, es decir una casa de torturas en la época militar.

La dificultad de habitar un territorio se sitúa en un contexto menos metropolitano en la novela El Desorden en un Cuerno de Niebla de Patricio Manns. Esta novela publicada en 1999 tiene lugar en las décadas de los setenta y ochenta en Chile. En la novela un inmigrante islandés habitante de la Patagonia es ahorcado por haber organizado un plan contra la dictadura desde dentro de la armada.

Según la expositora Rachel Van Wieren de la Universidad de la California en Manns “la isla del faro austral, al igual que una cárcel, es un espacio apartado donde es difícil que la sociedad de afuera se dé cuenta de lo que pasa adentro”. El faro austral, los gobiernos de Allende y Pinochet son contextos presentes en esta novela.
En Pedro Lemebel, artista homosexual de fines de la década de los ochenta, también presenciamos un trabajo desde la marginalidad, pero a diferencia de Manns se trata de una marginalidad desde el territorio corporal y lo económico. Esto se puede descubrir en sus dos primeras obras de crónicas Loco Afán y La Esquina en mi corazón. Desde Chile y Venezuela especialistas realizaron lecturas de los escritos de este escritor que hace aparecer sujetos negados por el gobierno y que tratan—usando el léxico del mismo Lemebel—culebrear por la ciudad de Santiago.

El sujeto “loca” de Lemebel—este travesti que en palabras de la ponente venezolana Daniuska González “hace lo que se le antoja”— sobrevive en un espacio que es un otro no reconocido, un espacio de callejones, noches y esquinas, lugares donde los personajes del autor satisfacen sus deseos sexuales. También, y como pocos, Lemebel reivindica la posición de su sujeto loca o flaneur invertido y es capaza de consolidar una lengua marginal y marica. Asimismo el nulo reconocimiento público de la marginalidad de los protagonistas de Lemebel, permite que la loca de izquierda no deje de mantener su crítica contra un sistema instaurado por la dictadura y consolidado en la democracia.

 

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